Anoche, Paterna volvió a convertirse en la capital del fuego. Como cada último domingo de agosto, la Calle Mayor acogió el acto más importante de las fiestas del municipio: la Gran Cordà. Puntual, a la una y media de la madrugada, la bengala verde cruzó el recinto para dar inicio a esta tirada, ahora declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
En tan solo 23 minutos se quemó la tonelada de pólvora prevista para la ocasión. Los 353 tiradores tuvieron la oportunidad de tirar más de 70.000 cohetes, que se hallaban repartidos en un total de 127 cajones. Además, por primera vez en varios años, el clima fue todo lo clemente que se puede esperar de él en el mes de agosto. La temperatura, que no fue exageradamente alta, ayudó a hacer la tirada más llevadera.
En cuanto a los heridos, los servicios sanitarios destacan que la cifra se encuentra dentro de la media de todos los años. En total se contabilizaron 29, siendo la inmensa mayoría de ellos espectadores con quemaduras muy leves que se atendieron directamente en el hospital de campaña. Dos tiradores fueron trasladados al hospital con quemaduras de segundo grado, pero la gravedad de sus heridas no requirió ingreso. Por su parte, uno tuvo que abandonar la tirada por inhalación de humo.
La Gran Cordà de este año ha destacado por ser la más segura de la historia. Concretamente, se incrementó en un 30% el personal destinado a esta tarea. Los servicios sanitarios contaron con dos coordinadores, seis médicos, once enfermeros, una UVI móvil y un hospital de campaña. Del mismo modo, el dispositivo de seguridad compuesto por bomberos, Policía Local y Protección Civil también experimentó un aumento de efectivos. Estos últimos subrayan muy especialmente la buena coordinación que hubo entre los diferentes cuerpos durante toda la noche.
Además, la gran novedad de este año con respecto a la seguridad fue el dispositivo de comunicación directa entre la Calle Mayor y el puesto de control. Por primera vez, los encargados de la seguridad dentro de la tirada llevaron unos intercomunicadores con los que podían notificar cualquier incidencia de manera inmediata.