Nos conocimos hace más de 20 años, cuando Malu y Nacho iban a la guardería de El Plantío. Desde entonces, con mayor o menor medida, siempre hemos compartido una de nuestras mayores pasiones: la política. Mismo parecer en tantas cuestiones, el mismo sentir en literatura, compartíamos los libros que sacábamos de la biblioteca de La Canyada, los crucigramas concurso del Quiz, tantos recuerdos.
Trabajando juntos, primero desde la oposición y después desde el Gobierno, siempre fuiste un bastión importantísimo no sólo para mí sino para tantos compañeros que hoy te lloramos. Aún recuerdo cuando te ibas corriendo a casa a hacer una tortilla de patatas porque alguno de tus hijos venía de haber estado varias semanas fuera de España. Siempre pendiente de que todo fuera bien.
Un abrazo grande a tu familia, tu mujer Myriam, tus hijos , tus nietos y cómo no, a tus amigos Claudio y Emilio, que tanto hemos disfrutado de paellas y asados argentinos. Cuántas risas, y cuántos problemas también, hemos compartido en el tradicional Ángelus. Tienes nuestro compromiso de tomarnos ese gin-tonic , como a ti te hubiera gustado, una vez pase el confinamiento. Cómo católicos que somos, celebraremos una misa en tu honor y tu recuerdo. No pienses que te vas solo, nuestros corazones rezan por ti.
Mi admiración plena, Alfonso, hacia ti. Has sido un buen amigo, gran compañero, persona excepcional, un Señor, como nos gustaba llamarte.
