Diecisiete años después de debutar como actor a las órdenes de Antonio Banderas en El camino de los ingleses, y con una trayectoria repleta de éxitos del calibre de Tres metros sobre el cielo, Grupo 7, Palmeras en la nieve o Contratiempo -además de un Goya por No matarás-, Mario Casas da el salto a la dirección con Mi soledad tiene alas, una historia de superación con tintes autobiográficos que protagoniza su hermano Oscar junto a los sorprendentes Candela González y Farid Bechara.
«Ser director era algo que llevaba mucho tiempo planteándome, realmente soñaba con ello, hasta que un día tuve claro que quería hacer ese viaje con actores desde el otro lado», ha reconocido Casas en la presentación que ha tenido lugar esta tarde en los cines Kinepolis de Paterna. «Cuando diriges el proceso es mucho más largo porque empiezas desde cero, no se parece en nada al que sigues cuando eres actor. Por eso creo que esta es una experiencia que ha cambiado por completo mi forma de ver y entender esta profesión».
Mi soledad tiene alas, que se estrena en toda España el próximo 25 de agosto, es un sueño hecho realidad que habla de otro sueño: el que Mario Casas tenía cuando se fue a Madrid para convertirse en actor. En la película, escrita junto a Deborah François durante el confinamiento, es su hermano Oscar quien da vida a esa proyección de sus años de juventud: «Durante los dos primeros años me sentí completamente solo. Pero siempre tuve muy claro lo que quería y luché por ello, fue como si de repente tuviera alas para volar».