Esta va a ser la noticia del año. Un tío con un perfecto tupe rubio ha decidido levantar un muro. Un muro que separe dos países, que fracture un continente. Que haga aún más alta la frontera entre el legal y el delincuente. No sé cómo tendrá pensado hacerlo, supongo que ladrillo tras ladrillo, hará de un país libre su propio castillo. De los ciudadanos sus súbditos y sus consecuencias serán, para el mundo entero, un terrible castigo.
Pero, detrás de esta noticia hay millones de votos, detrás de esos votos hay una ideología. Y cuando digo ideología hablo de un conjunto de ideas que pueden condenar una sociedad o devolverle la vida. Y entonces, a mi cabeza llega la pregunta sobre donde nacen las ideas. Me pregunto cómo en un mundo donde la historia ha sido tantas veces escrita por bigotes y saludos fascistas, vuelven a triunfar políticas ya sufridas.
Me pregunto cómo tenemos el valor de considerar nuestra cultura como desarrollada, cómo podemos hablar de avance, cómo podemos decir que el mundo es mejor en comparación a tiempos ya pasados. Cómo cojones podemos estar tan sumamente equivocados.
Sé que lo que yo diga, no va a causar ningún efecto, que no tengo ni voz ni voto en esto, pero como pedagogo, no puedo olvidar que todo es fruto de un proceso. Por ello, ese muro, en mi opinión, no es otra cosa que el capricho de un niño que no tuvo una buena educación. No es más que la reacción de un adulto sin compasión. No es más que una decisión tomada por alguien al que, cuando era pequeño, no le enseñaron a sentir con el corazón.
El que no me crea, que ponga las noticias. Verá como en el mundo hay dos tipos de personas; asesinos y suicidas. Verá como hay más respeto en una cárcel que en un campo de fútbol, verá como a nuestros todopoderosos políticos les importa más la lista Forbes que el futuro del mundo. Y es así, así que no seamos hipócritas olvidando que las decisiones de una persona no son más que el producto de un sistema. No olvidemos que un adulto es fruto de una educación y su propio entorno. Lo último es incontrolable, por lo que trabajar lo primero juega un papel muy importante.
Pero mientras, seguiremos hablando de asesinos y suicidas. Seguiremos viendo como las guerras estallan por todo el mundo. Veremos cómo muere nuestro planeta, como van creciendo los muros. Sin darnos cuenta de que esos niños que viven en las nubes de sus pupitres, no son otra cosa que nuestro futuro. Por ello, el primer muro que nos debería preocupar es el que generan los recortes, los que hacen de nuestra sociedad, una panda de dementes.
Recortes que prohíben a un alumno seguir con su desarrollo. Que convierten al sistema educativo en una caza de pensamiento crítico. Una idea de control que hace de los alumnos robots sin corazón y por consecuente, adultos con poder de voto, pero sin poder de razón.
Y espero que no me malinterpretéis, no hablo ni de izquierda ni de derecha, me da absolutamente igual quien gobierne. Solo sé, que si seguimos así, el futuro será el producto del proceso del presente. Y este es el muro del mundo, la barrera que obstruye el camino para que un niño, se convierta en un adulto libre y valiente.