Han pasado diecisiete siglos. Pero en contra de lo que dice la leyenda, donde pisó su caballo, la hierba sigue creciendo. Siembran la violencia , el terror, el miedo. en las manifestaciones sociales de gente que vive la civilización del siglo XXI.
Les puede servir un campo de fútbol, donde los niños, sus propios hijos, practican deporte que es una forma de recibir educación. Pero los fans del rey de los Hunos, tienen otro concepto de la formación. Y lo usan. De pronto, se ponen a repartirse palos, a pegar a un árbitro, ante la asombrada mirada de sus propios niños, y sobre todo, en la honrosa defensa de la falta que le pitaron a su hijo indebidame3nte. Podría ser peor. En el fútbol de adultos, de profesionales de divisiones de honor, pueden tirar a un señor por la grada, provocándole la muerte, porque se ha equivocado al elegir al equipo inadecuado para ofrecer le sus simpatías. Ocurrió en Argentina hace unos días, y pueden verse a los bárbaros ingleses, con un comportamiento salvaje, cada vez que vienen a defender a sus equipos en los encuentros con equipos españoles.
Esta especie, suele también manifestarse en el cajero de un banco, prendiendo fuego a un mendigo que busca el cobijo que le resguarde de la fría intemperie. O robando a un inválido mendigo sus escasas pertenencias. O rompiendo los retrovisores de una docena de coches aparcados en la calle.
Pero, lo que mejor se les da, es sembrar el pánico colectivo. Marchemos a una procesión en Sevilla, en Málaga, en Jaén, donde grandes concentraciones de personas eligen participar en este acontecimiento.. Se pegan unos cuantos palos, unas cuantas carreras, se produce el mayor desorden posible, y ya tenemos del pánico sembrado. Porque la civilizada persona del siglo XXI, tenemos el miedo a flor de piel, tal y como nos obligan los terroristas que matan en nombre de no sé que Dios.
A la gente normal, nos gusta el orden. Nos gusta pasear sin miedo. Y la gente normal, o sea, casi todos, creemos que estas acciones deben tener respuesta policial y judicial. Proporcionada: no hablo yo de que a estos bárbaros, tontos de baba, se les apliquen leyes desproporcionadas, pero tampoco me parece oportuno que se vayan de rositas, o con una sanción administrativa, que luego ni pagan, Una sanción que les haga pensar, que actuar como bárbaros tiene un costo que tendrán que asumir.
Por estos razonamientos y por los no expuestos por falta de espacio, nos pide el cuerpo, que todos estos descendientes de Atila, entren en este rincón de pensar por espacio de una semana , donde permanecerían en una cueva, alimentándose con despojos, es decir comiéndose unos a otros, y además, a los sobrevivientes, se les obligará a leer un libro de urbanidad y buenas costumbres, ( en el raro supuesto de que sepan leer), o en su caso se le someterá a escuchar todos los discursos que Fidel Castro pronunció a lo largo de su vida de Comandante. Y solo podrán salir redimidos si este Rincón, recibe una carta del propio Atila, pidiendo perdón por estos mal nacidos que quisieron arrebatarle su merecida fama de Bárbaro
