*Este artículo ha sido escrito antes de que se produjese la dimisión de Don Pedro Antonio, presidente de la región de Murcia.
Don Pedro Antonio: tiene usted el privilegio de presidir –aún- la mayor huerta de España, con sus preciosas costas, sus pueblos y sus gentes, sobre todo sus gentes, lo mejor que tiene nuestra privilegiada autonomía murciana. La ley de incompatibilidades ,no le impide que pase usted esta semana edn este rincón de pensar, entre otras cosas, porque con un poco de sensatez por su parte, a lo mejor dimite usted como presidente antes de que termine su cautiverio en esta especie de cárcel de papel.
Usted, Don Pedro, se empecina. No sé li lo lleva el nombre, pero conozco a algún otro empecinado que se llama Pedro. Además, también para usted, el No, es No. Pero primero fue sí. Al margen del código ético de su partido que dice que una investigación no es suficiente para dimitir, que la dimisión, solo procede cuando exista acusación formal, fue usted mismo el que cuando las alfombras comenzaron a oler mal en su caso, fue mas allá del código de su partido y dijo, que si resultaba investigado por cualquiera de los casos que por entonces solo eran poco más que rumores, usted, dimitiría al día siguiente de abrirse la investigación. Yo mismo, celebré ese valiente compromiso, que parecía avalar que no había el mínimo indicio de nada.
Pero es que le llueven los casos que sobre usted se investigan. Es que los indicios, se están convirtiendo en mucho mas que indicios. Y usted, se pasa su compromiso personal, gritado públicamente a los cuatro vientos, por el arco de Santo Domingo –precioso por cierto-, y además con el beneplácito de su partido. El apoyo de su partido, tampoco le garantiza mucho, porque está acostumbrado a apoyar a su gente hasta pocas horas después de entrar en la cárcel. Si recibe un correo, pidiéndole que sea fuerte, póngase en lo peor.
También cuenta usted con el apoyo de la fiscalía, que contra el criterio del Juez Velasco, no vé indicios razonables de imputación. Esto tampoco sirve de mucho, más allá de volver a demostrar que la fiscalía puede ser el mejor abogado defensor del acusado.
Entienda usted Don Pedro, -y sirva para todos los políticos- que una cosa es que la Ley no se pronuncie hasta que llegue el momento, y otra, que los actos que llevan a los políticos, a ser investigados, causan alarma social al pueblo: Que causan desafección. No es deseable que se aferren a su silla hasta que las fuerzas del orden les pongan las esposas. Que cuando el ciudadano duda o pierde la confianza en un político al que ha votado, este debe apartarse inmediatamente del cargo. Si después, resulta que la justicia le absuelve, saldrá como héroe, y el pueblo lo tomará como ejemplo a seguir.
Entre elegir dejar el cargo por una moción de censura, o presentar una dimisión, que aún no es forzada, existe un abismo. Y puestos a salir, hágalo por la puerta principal, y no por la de servicio.
Con todos estos deberes por hacer, le envío al Rincón de Pensar por espacio de una semana, de donde no se le admite la dimisión. La otra, la que espera el votante, queda a su libre criterio, o en su caso al de los partidos políticos de su Comunidad, que tienen herramientas, pero cada cual las quiere usar de distinta forma. Esto también le ayuda. Don Pedro.