Veinte años después de aquel debut fulgurante en el cine con Mar adentro, que llegó de manera totalmente inesperada tras una prolífica trayectoria en televisión, Belén Rueda sigue demostrando por qué es una de las figuras más versátiles y solicitadas de nuestra industria. Capaz de desenvolverse con la misma solidez en terrenos tan dispares como el drama, la comedia o el terror, la actriz madrileña (aunque criada en Alicante) estrena este fin de semana Caída libre, un thriller psicológico donde interpreta a una veterana entrenadora de gimnasia rítmica, conocida por su carácter autoritario e implacable, que ve cómo su vida personal se desmorona mientras trata de pulir a su discípula más aventajada a base de sufrimiento y disciplina.
«Marisol es una mujer que siempre ha estado en lo más alto, hasta que, de repente, el paso del tiempo y los laberintos vitales que implica se ciernen sobre ella y la convierten en alguien prescindible, tanto para su entorno profesional como para su marido, que se ha enamorado de alguien más joven», ha señalado Rueda en la presentación de la película que ha tenido lugar en los cines Kinépolis de Paterna. Junto a ella, destaca en el reparto la presencia de la gimnasta profesional ucraniana Mariia Netravrovana, que huyó de su país tras estallar la guerra y se presentó al casting sin saber español ni haber tenido contacto previo con la interpretación. «Estar con ella ha sido una experiencia increíble», ha destacado la protagonista.
Por su parte, la directora Laura Jou ha reconocido que llevaba casi una década desarrollando el proyecto, y que todo comenzó mientras trabajaba como coach de actores infantiles y juveniles en Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. «Comencé a hacer un trabajo de campo sobre mujeres maduras que habían sido abandonadas por sus parejas, y descubrí casos absolutamente terribles», afirma. «Recuerdo que Jota y su equipo me dijeron que insistiera, que ahí había algo muy interesante, y cuando decidió producir la película, concediéndome además absoluta libertad para dirigirla, me sentí tremendamente afortunada».
