Dice su Excelencia, el ya retirado Teniente General Pedro Pitarch, en relación con los horribles atentados de Las Ramblas en Barcelona, que “la guardia civil los hubiera evitado de haber dependido de ellos este servicio.”. Vaya por delante mi reconocimiento y admiración a todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y entre ellos a la Benemérita, uno de los cuerpo que mas merecido prestigio tiene, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Pero el General, con declaraciones como estas, está actuando más como un mal político, que como un buen militar. Los mozos de Escuadra, hicieron bien su trabajo. El horrible mal, ya estaba hecho, pero, en pocas horas, los terroristas fueron abatidos o detenidos.
La cuestión, no es que Cuerpo o Fuerza tiene las atribuciones en cada caso, ya que todos tienen preparación par actuar. La cuestión, es política, como las declaraciones del General.. Son los políticos los que quieren para sí las medallas y los reconocimientos. Son los políticos los que han decidido –sobre todo en casos de terrorismo-, señalar competencias a unos u otros, cuando en casos de esta envergadura, todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, tendrían que actuar como una sola unidad que persigue un mismo fin. Son los políticos los que mienten cuando niegan que los Servicios de Inteligencia de EE.UU. , ya les habían avisado de que este atentado se estaba preparando. Los mismos políticos que hoy se tiran los trastos a la cabeza, culpándose unos a otros de la tragedia, mientras las familias entierra a sus muertos y cuidan de sus heridos..
En las desavenencias de España y Cataluña. no deben usarse a los muertos. Ni la seguridad de los ciudadanos. Ni la capacidad de los cuerpos policiales que velan por nuestra seguridad. Es el río revuelto donde pesca la Islamofobia que tantos perjuicios nos está causando.
Cataluña, será española, o no será nada. Pero ese es otro debate y, nunca se debe usar el horror que produce el terror, para esgrimirlo como desprestigio de unos contra los otros, porque el resultado es que todos se desprestigian con este tipo de diálogo manchado con sangre inocente.
Por todo ello, mi general, porque sus declaraciones no sirven más que como combustible para avivar un innecesario fuego, le condenamos a pasar una semana en es te Rincón de Pensar, donde excepcionalmente, permanecerá confinado en la Sala de Banderas de este periódico, y sin poder lucir las dos estrellas de cuatro pentas que le permitían su rango de Teniente General. Y sin un puto asistente que le lleve este periódico para evitarle ningún deleite.