El aclamado actor español Hugo Silva recibió anoche el premio del Festival de Cine Antonio Ferrandis en reconocimiento a su extensa carrera profesional. Lo hizo de manos de su colega y amigo Nacho Fresneda, quien fue el primero en obtener este mismo galardón. Los Hombres de Paco, El Ministerio del Tiempo, Dioses y Perros, Los Amantes Pasajeros o Las Brujas de Zugarramurdi son algunos de los grandes títulos en los que ha aparecido el nombre de Silva. Toda una vida consagrada al mundo de la interpretación que ahora sido reconocida por el galardón honorífico del Antonio Ferrandis.
Antes de recoger su estatuilla acreditativa, Hugo Silva compartió con Paterna Ahora unos minutos de entrevista, en los que habló sobre su carrera y lo que significa para él este reconocimiento.
Vas a recibir el Premio Antonio Ferrandis, en reconocimiento a toda una carrera a la interpretación. ¿Cómo vives este acontecimiento?
Es raro, porque yo te juro que tengo la sensación de haber empezado ayer a trabajar en esto. Pero bueno, también es un honor y una alegría. Desde luego, me siento muy agradecido.
¿Qué se siente al recibir este premio directamente de manos de Nacho Fresneda?
Me encanta. A Nacho le adoro y tengo una profunda amistad con él. Además, hemos estado trabajando juntos. Hemos sufrido haciendo exteriores pero también nos hemos reído muchísimo juntos, así que estoy muy contento de que sea él quien me lo dé. Además, es en su propia tierra, o sea que…
¿Llegaste a conocer la obra de Antonio Ferrandis? ¿Admirabas algo de él?
Como todos los niños de mi edad, yo le conozco por Verano Azul. Pero claro, a raíz de recibir este premio, empecé a investigar más sobre él y me vi varias entrevistas suyas. Lo que más me llamó la atención de ellas fue su espíritu y, sobre todo, sus ganas de trabajar. Él decía que no quería dejar de actuar nunca, y eso yo lo admiro.
Ayer mismo presentaste tu trabajo más reciente el Sitges: 70 Binladens. ¿Qué nos puedes contar de esta película?
La gente está encantada con ella, de momento. 70 Binlandens, según dicen algunos Tweets muy gracioso que hay por ahí, es una mezcla entre Tarde de Perros y La Estanquera de Vallecas. Se trata al mismo tiempo una película muy setentera y muy española, y muchas críticas dicen que es la nueva ola del cine Kinki. Por mi parte, considero que es un filme muy sofisticado, con muchas referencias al cine clásico de los 70 en Estados Unidos. La banda sonora además es brutal, y luego tenemos actuaciones estelares como la de Emma Suárez. El guion es una pasada, con doble y triple giro. Es una película que funciona, que tiene un ritmazo y de la que yo me siento muy orgulloso.
Emma Suárez fue, precisamente, la premiada por la Segunda Edición del Festival de Cine Antonio Ferrandis. Ahora que acabas de trabajar con ella, ¿os une alguna especie de sentimiento compartido por haber sido galardonados con el mismo premio?
Sí. Además, hablé con ella ayer mismo. Emma ahora mismo se encuentra en Grecia rodando y no pudo venir a Sitges, pero me llamó y me felicitó personalmente. Me dijo que le hacía mucha ilusión que yo también recibiera este premio.
Tú ya tenías mucha experiencia en el mundo de la interpretación, pero no se puede negar que Los Hombres de Paco fue un boom en tu carrera. ¿Cómo valoras tu trayectoria a partir de ese momento? ¿Cambió algo en tu vida?
Mediáticamente, Lucas ha sido el personaje más decisivo de toda mi carrera. Sí que es cierto que antes de Los Hombres de Paco, yo ya había trabajado mucho e incluso había recibido papeles protagonistas. Pero hay veces que lo que necesitas es encontrar simplemente ese personaje que conecta salvajemente con el público y, en mi caso, fue ese. Siempre estaré agradecido por ello porque, a día de hoy, todavía sigo trabajando gracias a ese personaje que empecé a grabar hace 12 o 13 años. Fue muy divertido, aprendí muchísimo e hice amigos para toda la vida.
El éxito es una cosa muy curiosa y que depende mucho de las sensaciones. Ha habido veces que he hecho algo y yo me he sentido muy exitoso, pero claro, si solo tienes éxito en tu casa eso no tiene mucho sentido. Es el público quien al final lo decide, y para mí ese papel fue Lucas.
¿Qué retrospectiva haces de tu reciente aparición en otra serie de gran éxito, el Ministerio del Tiempo?
Yo creo, sinceramente, que tuve mucha suerte por cómo estaba escrita la serie y cómo era el personaje que me tocó. A partir de ahí, lo hice todo con mis propias herramientas. Además, yo ya era fan de la serie de antes, porque empecé a salir en la segunda temporada pero la primera me la vi en mi casa. Por eso, cuando me ofrecieron un papel no me lo tuve ni que pensar, aunque es cierto que el caché era más bajo que en otras ficciones que se pueden permitir mucho más. El Ministerio del Tiempo, en ese aspecto, es más bien modesta. Pero a pesar de todo, yo sabía que era una gran historia con un gran equipo. Detrás del Ministerio del Tiempo hay mucho trabajo y mucha calidad, así que era imposible decir que no.
¿Cómo preparas a los personajes a los que interpretas?
No tengo una estructura concreta. Lo primero que hago es pensar qué podría hacer para conocer y meterme bien en la piel del personaje. Para Dioses y Perros me metí en una escuela de boxeo. No para aprender a boxear, sino para aprenderlo todo delos boxeadores. Me metí tanto en la atmósfera que incluso acabé copiando su forma de andar. Luego, el personaje que interpreto en 70 Binlandens es un heroinómano, así que empecé a ver compulsivamente entrevistas a drogodependientes. También consumí muchas películas kinki de los 80, ya que muchos de los actores de aquella época eran heroinómanos.
Al final, lo que tienes que hacer es encontrar la manera de meterte en la atmósfera del personaje. Investigar y tener muchas referencias, lo cual a día de hoy es muy sencillo porque hay grandísimos archivos con películas, cuadros, vídeos, fotografías y todo lo que necesites. Ahí te puedes inspirar muchísimo. Realmente, en el fondo, lo más importante para levantar a un personaje es la intuición. En la primera lectura del guion, ya tienes que pensar por dónde cogerías al personaje y a partir de ahí dejarte llevar.