El cohetódromo ha acogido esta noche una de las mayores tiradas de su historia. Cuarenta cajones llenos de pólvora han recreado, dentro de la jaula, cómo sería el ambiente de una verdadera Cordà en la Calle Mayor. Quince minutos ha durado la sucesión de cohetes, tan intensa que a veces complicaba la visión a través de una espesa cortina de humo.
Centenares de vecinos se han acercado hasta la explanada de detrás del Palau para poder disfrutar, sin edificios de por medio, de esta fiel reproducción que no ha dado tregua a los tiradores. Un espacio despejado y diáfano que ha permitido que muchos paterneros hayan podido, por fin, ver con sus propios ojos cómo es la verdadera Cordà que se dispara cada último domingo de agosto en su pueblo.
Inicialmente, se planteó la posibilidad de meter en la gàbia via un total de cincuenta cajones. Sin embargo, las condiciones de seguridad de la misma obligaron a reducir el número en una decena. Aun así, hoy se ha podido contemplar una Cordà mucho más potente y apasionada de lo que el cohetódromo suele ofrecer a sus espectadores.
Pero, por si todo esto fuera poco, antes de la tirada los coheteros también han procedido al tradicional disparo de la peça. Esto, desde que se celebra dentro del cohetódromo, consiste en el lanzamiento de una arqueta con cohetes desde lo alto de un andamio, para que esta atraviese la jaula de punta a punta a través de una cuerda. La pólvora se va encendiendo sola conforme avanza por el cabo, lanzando los petados de manera automática por todo el espacio y creando el ambiente de la Cordà.
Un perfecto aperitivo para lo que la Calle Mayor tiene preparado mañana.
