Los vecinos del hombre que esta madrugada ha matado presuntamente a sus padres, se reunieron hace tan solo quince días para discutir su situación y estudiar si tomaban alguna medida. Al parecer, estaban preocupados porque el detenido «tenía problemas y le daban arrebatos».
Según han denunciado ellos mismos, tenían miedo porque el padre del detenido era cazador y poseía una escopeta. Muchos fines de semana los veían salir juntos de casa con el arma para ir a cazar, y comenzaron a temer que el hijo pudiera hacer un mal uso de ella dada su situación.
Además, estos mismos vecinos explican que la casa en la que ha tenido lugar el crimen ya se había incendiado dos veces. La primera hace cinco o seis años, y la segunda hace tan solo un mes. De hecho, esta misma mañana han aparecido técnicos que iban a arreglar todavía algunos desperfectos, sin conocer lo que había sucedido durante la noche anterior.
Las mismas fuentes defienden que el matrimonio, de 72 y 73 años, estaba «desesperado» ante la situación de su hijo, David. Al parecer, tenían intenciones de ingresarle en algún centro sociosanitario, pero no podían asumir un gasto de esas características ya que vivían tan solo de una modesta pensión.
El supuesto homicida, de 35 años, «se escapaba de casa en algunas ocasiones». Sus padres, para evitarlo, ya lo habían encerrado con llave en su propio piso alguna que otra vez cuando tenían que salir.
Por último, los vecinos aseguran que habían visto al detenido quemar contenedores y rayar coches, lo que habría desembocado en varias quejas a los padres.